miércoles, 20 de octubre de 2010

¡CUIDADO CON EL OLVIDO!










  Ecl 9:13-15  También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande:   
      Una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran           rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes;
 y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre.  





     Este "olvido" no se refiere a  lo que comúnmente entendemos: problema de amnesia; no recordar algo; "la cesación dela memoria que se tenía" (RAE). No hago referencia a ese tipo de olvido, sino a algo más serio y delicado.                                                           







El  texto que he tomado para el desarrollo de este artículo (desde el punto de vista teológico) muestra el olvido u ostracismo a que fue sometido un hombre sabio. Tanto que el sabio Salomón no dice: "y nadie se acordaba de aquel hombre sabio" !No!, los hombres de aquella ciudad sólo tenían en su memoria a un hombre pobre.












      Analizado también la reflexión de Salomón: Ecl.  l 9:16    Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras." muestra que el no recordar (olvidar) es un menosprecio. Seguramente él había demostrado su sabiduría en situaciones o casos de menor importancia y ellos tenían conocimiento de ello.











2Cr 24:22  Así el rey Joás no se acordó de la misericordia que Joiada padre de Zacarías había hecho con él, antes mató a su hijo, quien dijo al morir: Jehová lo vea y lo demande. 
Cuando no se valora sino que se olvida (entiéndase menosprecio) los actos de misericordia el hombre actúa como ser irracional y comete los peores crímenes.
2Sa 22:26  Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, 
 Y recto para con el hombre íntegro.  
No dejemos que los intereses personales, el egoísmo la ambición de poder, de dinero, fama enceguezca la vida espiritual y no nos deje dar el reconocimiento que hombres que han dedicado su vida al servicio a Dios sean menospreciados, olvidados sólo porque creemos que   nos llegó la hora del disfrute, de tomar el mando. 
En 1 de Reyes 12 encontramos la triste historia del rey Roboam, que ante el clamor de un pueblo afligido por la dura servidumbre a que fueron sometidos por Salomón y tras consultar a los ancianos y recibir un sabio consejo para beneficio del pueblo y consolidación de su reino, se va y consulta a su amigos  imberbes, sin nada de sabiduría y ejecuta su maligno consejo; resultado: división del reino. Para él lo más importante era el hacerse célebre ante sus amigos ¿y los ancianos sabios? !Ya es hora de que se jubilen!, a la cesta de la basura sus sabios consejos.


Deu 11:6  ¡Y cómo olvidar lo que Dios hizo con Datán y Abiram, cuando no quisieron que Dios me nombrara jefe de Israel! ...


¿Cómo olvidar que hay un Dios justo, que honra a los que le honra, no importa lo que los demás piense y hagan con el que es temeroso de Dios?



Heb 6:10  Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. 

Jue 2:10  Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. 

 Lo escrito
 (Palabra de Dios) es para la enseñanza de la comunidad cristiana; y en lo que nos ocupa,  para no caer en los mismos errores en que cayó el pueblo de Israel por causa del olvido.
Afortunadamente para el Egipto de los tiempos de José, que iba a olvidar velozmente los siete años de abundancia, Dios exaltó a José por encima del olvido del jefe de los coperos (Gn. 40:23) ¿Por qué tendría que ocuparme de un mísero esclavo extranjero pudriéndose en la carcel?. Pero El Señor se acordó de José para covertirlo en el "Zafnat-panea", en  EL PRESERVADOR DEL SIGLO

"Quien olvida su historia está condenado a repetirla"
Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana- (poeta y filósofo)



























martes, 29 de junio de 2010

sábado, 26 de junio de 2010

Bautismo Bíblico e Histórico

2002EL BAUTISMO
BAUTISMO BÍBLICO E HISTÓRICO
bautismo: Gr. Baptizo (βάπτισμα)  consistente en el proceso de inmersión. La frase en Mt. 28:19, "bautizándoles en el nombre" (Hch. 8:16) indica que la persona era mediante ello estrechamente ligada a, o venía a ser la propiedad de, Aquel en cuyo nombre era bautizada.
(“VINE”Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento, Vol I, pags.186-187)
POR INMERSIÓN
Inmersión: Hch. 10:47;
Muchas aguas: Jn. 3:23
Descendieron al agua: Hch. 8:38
Subieron del agua: Hch. 8:39, Mt. 3:16
Sepultados en agua: Rom. 6:4, Col. 2:12
¿POR QUÉ EN EL NOMBRE?
"III. El bautismo en el cristianismo primitivo.
Cualquiera sea su correspondiente trasfondo, el bautismo ha sido pate integral del cristianismo desde sus comienzos. Los primeros convertidos eran bautizados (Hch. 2.38, 41). Pablo, convertido dentro de los dos o tres años de la resurrección, da por sentado que el bautismo marca el comienzo de la vida cristiana (véase más adelante, IV). Y no sabemos de ningún cristiano en el NT que no haya sido bautizado ya sea por Juan o en el nombre de Jesús.
... A diferencia del bautismo de Juan, el bautismo cristiano se administró desde el principio "en el nombre de Jesús" (Hch. 2.38; 8.16; 10.48; 19.5). Esta frase probablemente indica ya sea que el que bautizaba se veía como representante del Jesús exaltado (cf. 3.6, 16 y 4.10 con 9.34), o que el que se bautizaba veía su bautismo como su acto de entrega al discipulado de Jesús (cf. 1 Co. 1.12-16 y más adelante, IV). Es muy probable que se entendiera que dicha frase abarcaba ambos aspectos.
Es evidente, por lo tanto, que desde el primer momento el bautismo en el nombre de Jesús se realizaba como el rito de ingreso o iniciación... de aquellos que invocaban el nombre de Jesús (Hch. 2.21, 41; 22.16; cf. Ro. 10.10-14; 1 Co. 1.2). Algunas veces se hacía con el agregado de la imposición de manos, y debe haber servido también para expresar en forma gráfica la aceptación del que se bautizaba por parte de la comunidad de aquellos que como él creían en Jesús (Hch. 8.14-17; 10.47s; 19.6; He. 6.2)."
Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000, el 982.
El pasaje de I Cor. 1:13 nos puede ayudar a confirmar este pensamiento. En él se muestra claramente que los corintios habían sido bautizados en un nombre, y el apóstol les recuerda que no fue en el nombre de Pablo. Y, obviamente, Pablo enfatiza que fue en nombre de Cristo. Calvino comenta a ese respecto: "aquí miraba Pablo si por ventura no habían sido bautizados en el Nombre de Cristo dándoles a entender con ello que por lo mismo que habían sido bautizados en su Nombre, se habían ofrecido a Él delante de los hombres y ya no podían confesar a nadie más en lo sucesivo sino sólo a Cristo, a no ser que quisieran negar la fe que habían confesado en el bautismo".

Jesús lo ordenó: Mt. 28:19
Pedro lo obedeció: Hch. 2:38
Pedro lo predicó: Hch. 8:12
En Samaria lo aceptaron: Hch. 8:16
Pedro lo Mandó: Hch. 10:48
Los efesios lo hicieron: Hch. 19:1-5

DATOS HISTÓRICOS:
Enciclopedia Católica:
Vol. 11 Pág. 263. "En los siglos tempranos todos fueron bautizados por inmersión en arroyos, lagunillas o en bautisterios"
Enciclopedia Británica:
Vol. 111, pág. 365-366. "La fórmula bautismal fue cambiada del nombre de Jesucristo a las palabras Padre, Hijo y Espíritu Santo por la iglesia católica en el siglo II"
Vol. 111 pág. 82. "En las antiguas fuentes fue establecido que la fórmula del bautismo es en el nombre de Jesucristo.
Enciclopedia Canney:
Pág. 53   "La iglesia primitiva siempre bautizó en el nombre de Jesús, hasta el desarrollo de la doctrina de la trinidad en el siglo II
Enciclopedia Hastings:
Págs. 377-389. El bautismo cristiano fue administrado usando las palabras: "en el nombre de Jesús", hasta el tiempo de Justino Mártir (167) cuando se usó la fórmula trinitaria.
Pág. 377. "cada uno era bautizado en el nombre de Jesús, viniendo éste a ser su personal propietario"

Historia de la Iglesia Cristiana:
Págs. 53, 95. "Esto se ve en la fórmula bautismal trinitaria que estaba desplazando el antiguo bautismo en el nombre de Cristo"
En el N.T. no se menciona el bautismo en la trinidad, a no ser en el mandamiento atribuido a Cristo en Mt. 28:19, los dirigentes cristianos del siglo III mantienen el reconocimiento de la fórmula primitiva, y por lo menos en Roma, el bautismo en el nombre de Cristo era considerado válido aunque irregular ciertamente desde el tiempo del obispo Esteban (254-257).
Enciclopedia Universal Ilustrada (Europeo - Americana) Espasa -Galpe, S. A.
Tomo VII, pág. 125. "En Oriente, en los primeros siglos, se administraba por medio de una inmersión total en los ríos y probablemente en los baptisterios..."
Diccionario de Teología de Harrison:
"En esencia la acción es una de extrema simplicidad, aunque llena de significado. Consiste en colocarse en o bajo el agua bautismal, En el Nombre de Cristo (Hch. 19:5)..."
Comentario Bíblico Beacon:
"... como testimonio público de ésto, debían ser bautizados en el Nombre de Jesucristo"
* Hay también un registro verdadero de un bautismo que tuvo lugar en el  año 100 D.C.; fue publicado en un artículo sobre el tema en la revista TIME, el 5 de diciembre de l955, que decía: "el diácono alzó su mano, y Publios Decius entró en la puerta del bautisterio. Con el agua hasta la cintura, estaba Marcus Vasca, el vendedor de madera. Él tenía una sonrisa mientras Publios llegó a su lado en el bautisterio.
¿Credis? preguntó. ¡Credo! respondió Publios. "yo creo que mi salvación viene de Jesús, el Cristo, quien fue crucificado bajo Poncio Pilato. Con Él he muerto, para que con Él pueda tener vida eterna", entonces él sintió los brazos que le sostenían, mientras él se dejaba caer para atrás en el bautisterio, y oyó la voz de Marcus en su oído: "Yo te bautizo en el Nombre del Señor Jesús", mientras que el agua fría se cerró sobre él.
Recopilado por Leonardo Suárez M.

jueves, 21 de enero de 2010

AUTORIDAD Y SUJECIÓN

Heb 13:17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

De tiempo atrás he tenido una inquietud, no sé si sólo me sucede a mi, referente al tema de la autoridad pastoral.

Esta inquietud obedece a lo que a través de los años he visto en el comportamiento de algunos ministros con los creyentes a su cargo, valga decir: ovejas; las expresiones que lanzan al ver cuestionada esa (entre comillas) "autoridad", tales como: "aquí el que manda soy yo", "aquí se hace lo que yo digo y punto" .

Ha sido tan mal tratada esto de la obediencia y sujeción al punto que se abusa y se invade la privacidad de los miembros a su cargo al controlar su tiempo (vacaciones, tiempo de descanso, etc.).

El Diccionario del N T de W. E. VIENE, nos trae una explicación

πείθω( G3982) peitho =persuadir, ganarse para uno, y en la voz pasiva y media ser persuadido, dar crédito, obedecer. Se usa con este sentido, en la voz media (p.ej., en Act_5:36, 37; en el v. 40, voz pasiva, «convinieron»; Rom_2:8; Gl 5.7; Heb_13:17; Jam_3:3). La obediencia sugerida no es la de sumisión a la autoridad, sino que resulta de la persuasión. peitho y pisteuo, «confiar», tienen una estrecha relación etimológica. La diferencia de significado es que lo primero implica la obediencia producida por pisteuo; cf. Heb_3:18, 19, donde se dice que la desobediencia de los israelitas era evidencia de la incredulidad de ellos. La fe es del corazón, invisible ante los hombres; la obediencia pertenece a la conducta y puede ser observada. Cuando una persona obedece a Dios da con ello la única evidencia posible de que en su corazón cree a Dios. Naturalmente, es la persuasión de la verdad lo que resulta en fe (creemos porque somos persuadidos de que la cosa es cierta, algo no llega a ser cierto porque se crea en ello), pero peitho, en el NT, sugiere un resultado real y externo de la persuasión interna y de la fe que sigue a esta persuasión» (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 254, 255).
(He resaltado la frase que aparece en color azul)

"Si bien no se puede establecer la autoridad de Dios sin sumisión, tampoco se puede establecer si la sumisión no es de corazón" (Watchman Nee en su libro "Autoridad espiritual").

Creo de suma importancia el que, como ministros, entendamos que la sujeción no es forzada, no es a regañadientes, no causa malestar en el creyente; algunas veces esos creyentes sumisos a la autoridad de Dios son tratados injustamente, obligados a someterse a caprichos y lo hacen, dolorosamente, sólo por el Temor a Dios y el entendimiento que tienen de lo que significa la investidura pastoral. Esa "obediencia obligada no es conforme a la regla de obediencia" (el mismo autor citado anteriormente).

Es hora de reflexionar al respecto y realizar los correctivos necesario para bien de los que están bajo nuestro cuidado, sin olvidar que a través de lo que decimos y hacemos ellos están recibiendo una formación o: ¿malformación?





lunes, 24 de agosto de 2009

EL HIJO DE DIOS

EL HIJO DE DIOS

POR C. WASKELL YADON

Naturalmente ahora surge la pregunta ¿Quién y qué es el Hijo de Dios?

Las mismas palabras "hijo", "nacido", "engendrado", necesariamente indican "principio", "sujeción", "dependencia", "inferioridad de relación". Estas no pueden ser eternas por la naturaleza misma de las cosas. Las expresiones: "Hijo Eterno"; "Eternamente Engendrado"; "Eternamente Procedente" son contradictorias en sí mismas. Para aquellos no acostumbrados a aceptar esta fraseología como de acuerdo a las enseñanzas de la Palabra de Dios, es absurdo y la idea así expresada es, para ellos, no un misterio más allá de la razón sino un dogma contrario a la razón.

El Hijo de Dios es el primero y más grande ser creado, unigénito del Padre, en quien habita y a través del cual como instrumento, Dios el Padre hizo la obra de la creación. Fue este ser de doble naturaleza, el Creador y creado, Padre e Hijo unidos, quien apareció a Adán, a Moisés y a los santos de la antigüedad en forma humana. Fue él quien "se hizo carne" y habitó entre los hombres en la persona de Jesucristo. El Señor Jesucristo es llamado "El Hijo de Dios" porque fue el único ser engendrado directamente por Dios el Padre, el primer ser creado; todos los demás seres y criaturas fueron hechas por él, El Hijo, como el instrumento a través del cual Dios realizó la obra, como también porque él fue nacido de María por medio de una intervención divina directa, siendo ella su única parienta humana. El título "Hijo de Dios" también se le aplica, algunas veces a Él para significar aquélla persona en que lo divino y lo humano están unidos.

Fue este primero y único engendrado Hijo de Dios que en unión con la naturaleza divina de Dios el Padre, y como instrumento Dios el Padre actuó, realizó la obra de la creación.

"Un Señor Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas" 1 Cor. 8:6. "El verbo estaba con Dios, y el verbo era Dios...". "Todas las cosas por él fueron hechas..." Jn. 1:1-3. Él era con Dios, por lo tanto no era Dios, y sin embargo "Él era Dios". El verbo o logos no es sólo lo divino, ni lo creado solamente sino esa doble persona Dios e Hijo, el increado y el primogénito de la creación unidos. El evangelio de Juan en armonía con la doctrina de Pablo, que difiere sólo en la forma de expresión, aplica el término Logos (verbo) a la completa y personal revelación en Cristo (Col. 1:3-18), (Heb. 1). Está claro que el Eikon (imagen) de san Pablo equivale en jerarquía y función al Logos (verbo) de San Juan. "Dios... nos ha hablado por el Hijo... por quien también hizo el universo" (Heb. 1:2). Si el Hijo, como Dios el Hijo, llevó a cabo la obra de la creación, las palabras deberían ser, "por Dios el Hijo, quien hizo el universo". Pero el escritor ¡dijo lo que quiso decir, y quiso decir lo que dijo!

En la carta a los Colosenses, Cristo, el Hijo, es llamado "el primogénito de toda creación". Y como para refutar a cualquiera que quisiera decir que aquí no se habla de prioridad de existencia, sino de preeminencia de posición, el apóstol añade: "porque por él todas las cosas fueron creadas". Esto es, todas las demás cosas fueron creadas por o a través de Él, El Hijo, la primogénita criatura como el instrumento.

Otra vez se nos dice: "Dios... nos ha hablado por el Hijo... por quien así mismo hizo el universo" (Heb. 1:1,2). Dios el Padre efectuó la obra en y a través del Hijo, quien no podía haberlo hecho por su propio poder. El mismo escritor pregunta: "Porque a ¿cuál de los ángeles dijo Dios jamás: mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy?" (Heb. 1:5; 5:5). Tal parece que el Hijo fue "engendrado" o creado en un tiempo definido "llamado hoy". En el verso seis del mismo capítulo a él se le llama el primogénito. ¿Qué quiere decir esto a la luz del sentido común sino que el fue engendrado; tuvo un principio, antes que cualquiera fuera engendrado o creado? ¡Nada menos!

Al darle Juan el mensaje a la iglesia de Laodicea Jesucristo se llama así mismo "el principio de la creación de Dios"(Ap. 3:14). Obviamente él sabía qué y quién era; Sabía cómo usar el lenguaje correctamente. Esta expresión sólo puede tener un significado. Si estos pasajes no enseñan que el Señor Jesucristo fue el primer ser creado, ¿Cuál puede ser su significado?. Desde luego, esta es su importancia obvia; y si no vamos a interpretar la Biblia de acuerdo con esto, entonces no es una revelación, ni un libro para la gente común; los de Berea han debido aceptar las enseñanzas de los apóstoles sin cuestionamiento, para ver si estas cosas eran así en las escrituras; y han debido de ser criticadas en vez de alabadas por haber tomado el derecho de juzgar estas cosas.

Las Escrituras por todas partes enseñan la preexistencia de la filialidad de Cristo; su preexistencia como ser creado y en ninguna parte enseñan alguna doctrina inexistente con esto. "Dios envió a su hijo unigénito al mundo" (1 Jn. 4:9), esta escritura enseña claramente la preexistencia de Cristo como hijo de Dios creado; porque no sería correcto decir que Él lo introduce al mundo, si Él lo hizo en el mundo, Él no envió a Adán al mundo. Él debió ser tal criatura; porque si él hubiera sido "Dios el Hijo" ya hubiera estado en el mundo, en virtud de su divinidad y no podía ser enviado a él. El apóstol no dice como dicen los teólogos modernos, "Dios el padre envió a Dios el Hijo", sino, que Dios, el Dios único, Dios en toda su plenitud y perfección envió, no a otra persona divina que no podía ser enviada donde ya no estuviera presente sino su "Hijo unigénito" quien no era omnipresente y podía ser enviado.

Jesús pregunta a sus discípulos (Jn. 6:62) "¿Y qué si viereis al Hijo del hombre subir a donde estaba primero?". Y el Señor le dijo a Nicodemo (Jn. 3:13) "El Hijo del hombre (el representante del hombre, de todos los hombres) descendió del cielo". Si Cristo no era el Hijo del hombre hasta que nació de María, no se podía decir que el Hijo del hombre descendía del cielo. Otra vez dice: Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió (Jn. 6:38). Si aquel que descendió del cielo fuera Dios el hijo, una persona divina solamente, sin voluntad, tendría necesariamente que ser idéntica con la de Dios el Padre; y ha debido venir a hacer su propia voluntad, no hubiera habido ninguna posibilidad de que su voluntad se hubiera diferenciado de la de Dios que lo envió, a menos que fuera esencialmente un ser diferente, un ser creado.

En la oración del Señor Jesús, antes de su crucifixión, Él dice: "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; y que me has amado antes de la fundación del mundo." (Jn. 17:24). Si Jesús en la naturaleza divina es Dios el hijo, y Dios el hijo es "verdadero Dios" Él como tal debió haber poseído toda gloria, y Dios el Padre no podía darle ninguna. Pero si existe antes de la fundación del mundo como un ser creado, como el Hijo de Dios, Dios el Padre pudo amarle como tal, y pudo haberle dado toda gloria uniéndose él mismo con Él, haciéndole el instrumento de la creación, como nos informa la Escritura que sucedió. Esta es, ciertamente, la interpretación obvia del pasaje, y la que está en armonía con las demás enseñanzas de la Escritura sobre el mismo tema. En ninguna parte de las escrituras es la asociación del Hijo con el Padre representada como habiendo existido desde la eternidad: "En el principio", "Antes que el mundo fuese", "Antes de la fundación del mundo"; este es el lenguaje usado; lenguaje aceptado y evidentemente intencionado para excluir la noción de eternidad en el pasado.

Jesús "fue fecho más pequeño que los ángeles por el sufrimiento de la muerte" (Heb. 2:7,9). Dios no puede sufrir la muerte, fue un ser creado el que la sufrió, pero fue por este sufrimiento que él llegó a ser más pequeño que los ángeles. Él debió, entonces, haber sido, por lo menos, igual a los ángeles en la naturaleza capaz de sufrir; por lo tanto, en su naturaleza creada, un ser superior a lo que Él fue o podría ser como mero hijo de María, y preexistente como tal.

Otra clase de texto enseña la misma verdad: la preexistencia del Hijo de Dios

"El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn. 1:14). "Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en el trono" (Hch. 2:30). "Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo que era del linaje de David según la carne" (Rom. 1:3). "De quien son los patriarcas, y de los cuales según la carne vino Cristo" (Rom. 9:5). "Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo". (Heb. 2:14).

Otra vez leemos: "Para esto apareció el Hijo de Dios (fue manifestado), para deshacer las obras del diablo" (1 Jn. 3:8). No dice que entonces fue nacido o creado, o traído a la existencia, sino que fue manifestado, mostrado, hecho aparecer; implicando su preexistencia como el Hijo de Dios, antes de llegar a ser el hijo de María.

Fue este ser de ascendencia llamado frecuentemente en el Antiguo Testamento "El Ángel de Jehová" que "caminó" en el huerto del Edén y habló con Adán, a los patriarcas y a los santos hombres de la antigüedad (un ángel es un mensajero, un enviado, y no el que envía sino un ser subordinado, necesariamente una criatura. Una persona divina no puede ir o ser enviada a ningún lugar donde no estuviera ya presente; porque la divinidad es necesariamente omnipotente. El ángel de Jehová, entonces, era el creador y la criatura unidos.

El era "El Señor" (Jehová), uno de los "tres hombres" que aparecieron a Abraham y comieron con él en la llanura de Mamre, ante quien Abraham estuvo en pie e intercedió por la preservación de Sodoma, y quien, "se fue", luego que acabó de hablar con Abraham (Gn. 18:33)

El Ángel de Jehová que encontró a Agar cerca de la fuente fue el mismo Jehová. El asumió las prerrogativas divinas y Agar lo reconoció como Dios. Fue el mismo Ángel de Jehová el que detuvo la mano a Abraham, cuando estuvo a punto de sacrificar a Isaac y quien dijo: "... ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único" (Gn. 22:12) y quien se llamó así mismo Jehová. Este fue "El varón" que luchó con Jacob en Peniel y al mismo tiempo "Dios" a quien él vio "cara a cara".

Fue el mismo Ángel Divino, el Dios de Israel, que fue visto por Moisés y los ancianos de Israel en el monte Sinaí y quien les habló allí. Se nos dice: "nadie ha visto jamás a Dios" esto es, a Dios como espíritu, lo que ellos vieron debió ser el Ángel de Jehová, el mismo que habló a Moisés "cara a cara" como un hombre habla a su compañero; el Señor (Jehová) quien habló a Moisés no en una visión ni en un sueño sino boca a boca, cuya similitud él contempló.

Era un ser creado porque: "visto", hablar con el "boca a boca" y "cara a cara" y sin embargo Jehová, Dios mismo.

Él era la roca espiritual, el ángel que estaba en el desierto con los israelitas, "cuya roca era Cristo".

El mismo Ángel de Jehová enfrentó a Balaam con la espada desnuda es su mano, demostrando que era un ser divino por la expresión "tu camino es perverso delante de mí" y por el mandamiento "la palabra que yo te diga esa hablarás" y el lenguaje de Balaam: "la palabra que Jehová pusiere en mi boca esa hablaré".

Este fue el varón que apareció a Josué antes de Jericó, que se presentó como "príncipe del ejército de Jehová", y quien se llamó "Jehová" y procede a dar órdenes como capitán.

Fue el mismo Ángel de Jehová que subió de Gilgal a Boquín, quien era claramente Dios mismo y quien dijo: "Yo os saqué de Egipto y os introduje a la tierra de la cual había jurado a vuestros padres".

El mismo Ángel del Señor o Ángel de Jehová, fue "El Varón de Dios" que apareció a Manoa y su mujer. Que ellos reconocían su deidad, es evidente por sus palabras: "... Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto. Y su mujer respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas..." (Jue. 13:22,23)

Fue este mismo ser doble, creado e increado, quien es saludado como "Dios" y a quien se le dice: "Por tanto te ungió Dios"

Él es el Señor de David y el hijo de David: El señor de David, porque era su creador y su Dios y el hijo de David en cuanto a la carne como nacido de María, Fue el Ángel de Jehová en su naturaleza creada, el unigénito, el primogénito Hijo de Dios quien es llamado por el apóstol Juan "el Verbo", quien estaba "con Dios" y "quien era Dios", "quien estaba en el principio con Dios"; "El eterno Dios", pero no con Dios desde la eternidad, sino sólo en el principio de las cosas que tienen un principio.

El fue el que abandonó la gloria que tenía en el principio "Antes que el mundo fuese", el Hijo del hombre quien descendió del cielo, no para hacer su propia voluntad, la voluntad de un ser creado, que podía ser diferente de la voluntad de Dios, sino la voluntad del Padre que le envió; quien se hizo carne y habitó entre los hombres; quien llegó a ser hijo de David naciendo de María, en armonía con las palabras de Isaías quien profetizó que él sería un niño, un hijo, para nosotros, y sin embargo Dios fuerte y Padre eterno.

El es quien como hombre comió, bebió, caminó, durmió, oró, fue tentado, sufrió, murió, y quien como Dios por su propia autoridad y poder sanó al enfermo, levantó al muerto, echó fuera demonios, calmó los vientos y las olas, conocía el pensamiento de los hombres, perdonó pecados, levantó al hombre Cristo Jesús de los muertos, y está siempre con sus seguidores hasta el fin del mundo.

Como Dios y hombre, el Señor Jesucristo, Jehová Jesús vendrá otra vez, en la misma manera como sus discípulos le vieron ir al cielo, para castiga a sus enemigos y recompensar a sus amigos, para traer todas las cosas y todos los seres creados en sujeción a sí mismo, para juzgar al mundo en justicia.

No hay necesidad de decir más para mostrar que las escrituras clara e incuestionablemente enseñan la preexistencia de la finalidad del Señor Jesucristo y que su divinidad es aquella de Dios el Padre. Necesariamente se sigue que no puede haber trinidad de personas en la naturaleza divina.

NOTA: Este es un documento que, creo, lo tradujo el hermano Álvaro Torres; lo comparto con los que no lo conocían. Me gustaría me digan sus opiniones.

L. S. M.