Heb 13:17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
De tiempo atrás he tenido una inquietud, no sé si sólo me sucede a mi, referente al tema de la autoridad pastoral.
Esta inquietud obedece a lo que a través de los años he visto en el comportamiento de algunos ministros con los creyentes a su cargo, valga decir: ovejas; las expresiones que lanzan al ver cuestionada esa (entre comillas) "autoridad", tales como: "aquí el que manda soy yo", "aquí se hace lo que yo digo y punto" .
Ha sido tan mal tratada esto de la obediencia y sujeción al punto que se abusa y se invade la privacidad de los miembros a su cargo al controlar su tiempo (vacaciones, tiempo de descanso, etc.).
El Diccionario del N T de W. E. VIENE, nos trae una explicación
πείθω( G3982) peitho =persuadir, ganarse para uno, y en la voz pasiva y media ser persuadido, dar crédito, obedecer. Se usa con este sentido, en la voz media (p.ej., en Act_5:36, 37; en el v. 40, voz pasiva, «convinieron»; Rom_2:8; Gl 5.7; Heb_13:17; Jam_3:3). La obediencia sugerida no es la de sumisión a la autoridad, sino que resulta de la persuasión. peitho y pisteuo, «confiar», tienen una estrecha relación etimológica. La diferencia de significado es que lo primero implica la obediencia producida por pisteuo; cf. Heb_3:18, 19, donde se dice que la desobediencia de los israelitas era evidencia de la incredulidad de ellos. La fe es del corazón, invisible ante los hombres; la obediencia pertenece a la conducta y puede ser observada. Cuando una persona obedece a Dios da con ello la única evidencia posible de que en su corazón cree a Dios. Naturalmente, es la persuasión de la verdad lo que resulta en fe (creemos porque somos persuadidos de que la cosa es cierta, algo no llega a ser cierto porque se crea en ello), pero peitho, en el NT, sugiere un resultado real y externo de la persuasión interna y de la fe que sigue a esta persuasión» (de Notes on Thessalonians, por Hogg y Vine, pp. 254, 255).
(He resaltado la frase que aparece en color azul)
"Si bien no se puede establecer la autoridad de Dios sin sumisión, tampoco se puede establecer si la sumisión no es de corazón" (Watchman Nee en su libro "Autoridad espiritual").
Creo de suma importancia el que, como ministros, entendamos que la sujeción no es forzada, no es a regañadientes, no causa malestar en el creyente; algunas veces esos creyentes sumisos a la autoridad de Dios son tratados injustamente, obligados a someterse a caprichos y lo hacen, dolorosamente, sólo por el Temor a Dios y el entendimiento que tienen de lo que significa la investidura pastoral. Esa "obediencia obligada no es conforme a la regla de obediencia" (el mismo autor citado anteriormente).
Es hora de reflexionar al respecto y realizar los correctivos necesario para bien de los que están bajo nuestro cuidado, sin olvidar que a través de lo que decimos y hacemos ellos están recibiendo una formación o: ¿malformación?